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La obra gira en torno del llanto y la risa, y en cuyo tramado y acento coinciden los dos Discépolo por única vez. El organito nos presenta un reflejo de los sentimientos y pesares de los “recién llegados” a nuestra tierra, la ruptura de las ilusiones y esperanzas, los desacuerdos entre integrantes de una misma familia ante una expectativa de éxito que nunca se da.
Armando Discépolo (1887-1971). Entre sus obras teatrales se destacan Entre el hierro, La torcaza, El novio de mamá, el vodevil La espada de Damocles y El movimiento continuo. En esta última aparece por primera vez la palabra “grotesco” en la escena nacional: corría 1916 y faltaban seis años para que en el país se conociera a Luigi Pirandello (lo que desmiente la versión de que el grotesco criollo sea hijo del genial autor teatral siciliano). Luego llegaron sus obras más reconocidas: Mustafá, Giácomo, Muñeca, Babilonia, El organito, Stéfano, Cremona y Relojero, escritas entre 1921 y 1934. Todas ellas comparten atmósferas depresivas y la exaltación de las contradicciones de sus protagonistas, que -tras una máscara de absurda comicidad- sobrellevan un profundo dolor y viven aferrados a un tiempo avasallado por el “progreso” que los asfixia. Discépolo supo mostrar las miserias de un orden social muy despiadado e injusto a través de la pintura de la vida cotidiana de humildes, fracasados e inmigrantes, creando el “grotesco criollo”, primera y más auténtica expresión del teatro nacional.
Enrique Santos Discépolo (1901-1951) fue conducido hacia el arte por su hermano mayor Armando, luego de la muerte de sus padres. Armando formó a Enrique y siempre lo orientó hacia la cultura, esto permitió descubrir su vocación por el teatro. Para el año 1917 se inició en la actuación. Al año siguiente escribió sus primeras obras de teatro. Pero Enrique Santos Discépolo será mucho más conocido por sus composiciones musicales. Es autor de gran cantidad de tangos que hoy consideramos de los más importantes en este género como son: Chorra, Malevaje, Yira Yira, Cambalache, Uno o Canción desesperada.