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Todo actor que desee llamarse artista, que quiera que su trabajo sea verdaderamente una obra de arte, ha de empezar por convencerse de que es un error creer que actuar es institivo, que no se puede aprender a actuar. En el arte, el proceso de aprendizaje nunca termina y las posibilidades de crecimiento son ilimitadas.
Pocos sistemas de actuación pueden afirmar que ofrecen al actor profesional o principiante ejercicios de técnica propiamente dichos, como el método que aquí se desarrolla.
Uta Hagen, actriz de teatro de gran trayectoria, nos demuestra que la tarea de un intérprete puede alcanzar los niveles del arte si hay entrega, compromiso y técnica.